domingo, 20 de enero de 2019

La almohada siempre apaña

La almohada siempre apaña 

Es 21... otro 21, pero ahora como otro día más, un lunes laboral con 4 días más por delante para que llegue el fin de semana y descansar tanto como ayer.

Es de madrugada y no puedo dormir, muchos cuestionamientos hay en mi mente, y en mi corazón sólo siento dolor al recordar tantas cosas que preferí ignorar para sanar, pero que estuvieron a punto de llevarme a un fin inesperado.

Paz, sensación o estado que logré por varios días, y que de un momento a otro desapareció por unas cobardes palabras que llegan sólo por un mensaje, porque no tienen cara ni coraje para ser tangibles; ahora todo es así, simple y fácil, ya nada tiene sentido y una verdadera razón de ser, todo es por si acaso, pero sin más. Recuerdo la valentía del ayer, la perseverancia, cuando no se tenía miedo a nada, y todo valía con tal de unos minutos que mejoraban todo lo malo que pudiese haber pasado antes... ya nada de eso existe.

Hace un mes atrás llegue a casa sólo con deseos de dormir y no despertar, y ahí estaba ella, mi fiel almohada a quien me abracé, lloré y me dormí, para despertar y seguir con una vida maravillosa que estaba queriendo dejar por quien no la valora. Me levante y seguí. Hoy, aquí sigue sosteniendo mi cabeza, afirma el caos que hay en mi mente, y de vez en vez me permite que la abrace cuando extraño al ser a quien me acurruque tantas noches, y que hoy no quiero volver a ver; si ella hablara, probablemente no la querría cerca, porque no quiero recordar y ella tiene también la capacidad de hacerte ver lo que por mucho tiempo preferiste no mirar; es suficiente con los recuerdos que se agolpan y que no me permiten descansar en paz.

La almohada siempre apaña y no reclama, y en todas partes es igual, no importa donde estés, siempre te encontraras una que te ayudara a descansar. Hace años fui a Argentina, y estando allá me enteré de algo que me desarmó, pero tuve a una cordobesa que me apaño, me dejo derramar mis lagrimas sobre ella y también me acurruco... no importa dónde estés, siempre existirá una que se dejará abrazar.

Estoy en la casa provisoria ahora, y justo en este momento, mis pensamientos comienzan a descansar gracias a ella; en unos minutos se convertirá en mi “tuto”, y todo dolor dejará de ser, pero también sé, que a un par de horas de aquí, hay una que está siendo muy dura, y que no dejará que alguien duerma en paz, y es que además, ellas tienen la capacidad de hacerte razonar, lo logran, a veces sólo por instantes, pero lo hacen... son mágicas, son “seres” inertes que te hacen recordar, para bien o para mal, hay acciones que no deben ser, y otras que por tu bien, debes hacer, pero al quitar nuestra cabeza de ella, lo olvidamos... 


Ya es otro 21, y al despertar, estará, como siempre recordándome que para seguir, es necesario levantar la cabeza... pero procurando no olvidar lo que por la noche nos dió de lección.

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