Hoy, luego de que mi mente y
cuerpo decidiera detenerse sin mi consentimiento, repasé literalmente entre mis
líneas y me veo inserta en un Déjà vu. Hace 10 años estaba en una situación
similar a lo que vivo con la diferencia que no había consecuencias infaustas
que afrontar, sólo muchas preguntas sin respuestas, la que quizás nunca debí pensar
sino sólo hacer lo correcto, pero ¿Qué es lo correcto? Hay tanto que quiero
vivir, sentir, experimentar, pero estoy cansada, si tan sólo como en efecto
mariposa pudiera hacer pequeños cambios a lo que ya pasó para que nadie se viera
afectado, pero esas cosas sólo pasan en las películas, y del pasado ya nada se
puede borrar. Hoy la revelación de una potente voz me tiene aferrada a un
amanecer distinto que mantiene palpitando mi corazón, pero me detengo, miro
alrededor y me doy cuenta que estoy viviendo exactamente el mismo escenario de
hace 10 años, sólo que los personajes son diferentes y debo tomar decisiones
para que la historia esta vez sí tenga un final feliz, pero los recuerdos pesan
y hacen que lágrimas caigan de nuevo al pensar que las consecuencias que
llevaron a la “pesadilla” de hace un año, quizás siempre se pudieron evitar,
porque no es un sueño, es una triste realidad que marcó mi vida para siempre,
quizás mañana sea sólo una cicatriz para ver y recordar no correr, mientras avanzo
recordando las montañas, los sueños, y muchas conversas que quedaron a medias,
para no volver a dejar nada inconcluso y caminar sin dudar.
Es de madrugada, ya comenzó el 4
de septiembre que quería retrasar, sentía miedo, pero ya lo estoy viviendo, y quizás
así será hasta que me toque partir, miles de escenas de las muchas
posibilidades que pudieron haber cambiado la realidad, hasta la culpa golpea la
puerta una vez más… sólo quiero no pensar, pero ¿Cómo se hace? Soprepienso
siempre todo y ahora más, no quiero dar pasos en falso, y es que no se trata
sólo de mí, se trata de todo mi entorno, tras cada acción hay una consecuencia
para algo o alguien en el universo, y hay que ser responsable, y puede que esa
justamente sea la clave.
A diferencia de mi escenario hace
10 años, ahora el camino se ve llano y en paz, pero la paciencia y yo jamás
hemos sido amigas, y la necesidad de reemplazar recuerdos y encasillar nuevas
fechas me quieren hacer correr, pero por algo existe el refrán “Quien caminando lleva prisa, en camino
llano tropieza” y me debo aquietar, retomar buenas costumbres, esperar
mientras todo sucede como ya fue escrito en la eternidad para mí, vivir realmente
un día a la vez y que las noches dejen de ser para repasar vivencias tras
escuchar los gritos de las consecuencias del desvío
por mí capricho, y realmente sean para descansar, porque la diferencia es que
ya no avanzo a ciegas, porque el camino ya fue iluminado.
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