domingo, 23 de noviembre de 2014

Vivamos con propósito... Hoy!

Hoy, cuando iba "en busca de la felicidad" me tope con un cortejo fúnebre y pensé en la fragilidad de la vida y en como la desvalorizamos. Pensé en todas las lagrimas que nos podemos evitar, y evitar también a otros, pero el individualismo y egoísmo nos ha vuelto seres cada vez más grises y solitarios... ¿Cuántos amigos tienes en Facebook? Y ¿Cuántos en la vida real? Si estas triste y lo publicas, muchos te dan "like", pero ¿Cuántos te dan el abrazo que puede calmar tu dolor? El cortejo era largo, muchos vehículos tras la carroza, pero ¿Cuántos realmente habrán acompañado en vida al difunto que iban a dejar al cementerio? Tengo 30 años y he tenido a centenares a mi lado, pero muy pocos de ellos son parte de mi vida; hoy, que el camino ha sido difícil quienes han estado son mi familia, mi pareja y un par de amigos, por los que doy gracias a Dios por su fidelidad, no sé qué me depara el mañana, sólo sé que quiero disfrutar la VIDA con quienes amo, hacerlos sonreír, sorprenderlos, que sientan mi amor, y yo poder disfrutar del suyo, de su compañía y su presencia, para que el día que comiencen el viaje que sigue después de la vida, pueda recordar los bellos momentos y no preguntarme porque no los aproveché en vida.

Todos los días Dios nos da la oportunidad de remendar los errores que cometemos, ya sea por temor, por ignorancia o sólo por orgullosos. El tiempo de hacer algo es hoy! Mañana será tarde, porque cada día tiene su propio afán... 

Hace una semana reí y sonreír, ayer lloré, hoy me levanté de nuevo para seguir y recuperar mis risas y sonrisas. Espero contagiar a otros de amor y paz, y dejar de lado la tristeza que me hizo llorar.

Vivimos en un mundo de seres imperfectos, no vivamos para ser perfectos, sino para aceptarnos tal y como somos, para crecer, para aprender del diario vivir, de las experiencias de otros y de las personales. Propongámonos contagiar y llenar de alegría hoy al mundo, o a nuestro entorno... No dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy, ni nos cansemos de hacer el bien, que a su tiempo segaremos si no desmayamos (Gálatas 6:9). 

jueves, 6 de noviembre de 2014

El camino de las lágrimas (extracto)

Seis mineros trabajaban en un túnel muy profundo. De repente un derrumbe los dejó aislados del afuera sellando la salida. En silencio cada uno miró a los demás. Con su experiencia se dieron cuenta de que el problema sería el oxígeno. Si hacían todo bien les quedaba unas tres horas de aire, cuanto mucho tres horas y media. Mucha gente de afuera sabían que estaban allí atrapados, pero un derrumbe como ese significaba horadar otra vez la mina, podrían hacerlo antes  de que se termine el aire? Los mineros decidieron que debían ahorrar todo el oxígeno que pudieran. Acordaron hacer el menor esfuerzo físico, apagaron las lámparas que llevaban y se tendieron en silencio en el piso....era difícil calcular el tiempo que pasaba... incidentalmente uno tenía reloj. Hacía él iban todas las preguntas ¿cuánto tiempo pasó? ¿Cuánto falta? ¿Y ahora? El tiempo se estiraba, cada minuto parecía una hora y la desesperación agravaba más la tensión. El jefe se dio cuenta que si seguían así, la ansiedad los haría respirar más rápidamente y esto los podía matar. ordenó a el que tenía el reloj que sólo él controlara el paso del tiempo y avisara cada media hora. Cumpliendo la orden, a la primera media hora dijo "ha pasado media hora" Hubo un murmullo entre ellos y una angustia que se sentía en el aire.. El hombre del reloj se dio cuenta de que a medida que pasaba el tiempo, iba a ser cada vez más terrible comunicarles que el minuto final se acercaba.  Sin consultar a nadie decidió que ellos no merecían morir sufriendo. Así que la próxima vez que les informó la media hora habían pasado 45 minutos. No había manera de notar la diferencia. Apoyado en el éxito del engaño de la tercera información la dio casi una hora después... así siguió el del reloj, cada hora completa les informaba que había pasado media hora. ...La cuadrilla apuraba la tarea de rescate, sabían en qué cámara estaban atrapados y que sería difícil poder llegar antes de cuatro horas. Llegaron a las cuatro horas y media. Lo más probable era encontrar a los seis mineros muertos.  Encontraron vivos a cinco de ellos. Solamente uno había muerto de asfixia...el que tenía el reloj. Esta es la fuerza que tienen las creencias en nuestras vidas...

jueves, 2 de octubre de 2014

Te merece?

Cuentan que había una vez un rey muy apuesto que estaba buscando esposa. Por su palacio pasaron todas las mujeres más hermosas del reino y de otros más lejanos; muchas le ofrecían además de su belleza y encantos, muchas riquezas, pero ninguna lo convencia tanto como para convertirse en su reina. Cierto día, llegó una mendiga al palacio de este rey y con mucha lucha consiguió una audiencia.
"No tengo nada material que ofrecerte, solo puedo darte el gran amor que siento por tí" le dijo al rey: " Sí me permites puedo hacer algo para demostrarte ese amor". Esto despertó la curiosidad del rey, quién le pidió que dijera que era eso que podía hacer. " Pasaré 100 días en tu balcón, sin comer ni beber nada, expuesta a la lluvia, al sereno, al sol y al frío de la noche. Si puedo soportar estos 100 días, entonces me convertiras en tu esposa".
El rey, sorprendido más que conmovido, aceptó el reto. Le dijo: Acepto, si una mujer puede hacer todo esto por mí, es digna de ser mi esposa. Dicho esto, la mujer comenzó su sacrificio.
Empezaron a pasar los días y la mujer valientemente soportaba las peores tempestades. Muchas veces sentía que desfallecía del hambre y el frío, pero la alentaba imaginarse finalmente al lado de su gran amor.
De vez en cuando el rey asomaba la cara desde la comodidad de su habitación, para verla y le hacia señas de aliento con el pulgar.
Así fue pasando el tiempo, 20 días, 50 días, la gente del reino estaba feliz pues pensaban: ¡Por fin tendremos reina!.. 90 días... y el rey continuaba asomando su cabeza de vez en cuando para ver los progresos de la mujer. "Esta mujer es increible" pensaba para sí mismo, y volvía a darle aliento con señas.
Al fin llego el día 99 y todo el pueblo empezó a reunirse en las afueras del palacio para ver el momento en que aquella mendiga se convertiría en esposa del rey. Fueron contando las horas, a las 12 de la noche de ese día, tendrían reina. La pobre mujer estaba muy desmejorada; había enflaquecido mucho y contraido enfermedades. Entonces sucedió. A las 11 de la noche del día 100, la valiente mujer se rindió, y decidio retirarse de aquel palacio. Dio una triste mirada al sorprendido rey, y sin decir una palabra se marchó.
¡La gente estaba conmocionada! Nadie podia entender porque aquella valiente mujer se había rendido faltando solo una hora para ver sus sueños convertidos en realidad. Había soportado tanto!
Al llegar a su casa, su padre se había enterado ya de lo sucedido. Le pregunto: ¿Porqué te rendiste a sólo instantes de ser la reina? Y ante su asombro, ella respondió: Estuve 99 días y 23 horas en su balcón, soportando todo tipo de calamidades y no fue capaz de liberarme de ese sacrificio. Me veia padecer y sólo me alentaba a continuar, sin mostrar siquiera un poco de piedad ante mi sufrimiento. Esperé todo este tiempo un atisbo de bondad y consideración que nunca llegarón. Entonces entendí: una persona tan egoísta, desconsiderada y ciega, que solo piensa en sí misma, no merece mi amor!

MORALEJA: Cuando ames a alguien y sientas que para mantener a esa persona a tu lado tienes que sufrir, sacrificar tu escencia y hasta rogar... aunque te duela, retírate. Y no tanto porque las cosas se tornen dificiles, sino porque quien no te haga sentir valorado, quien no sea capaz de dar lo mismo que tú, quien no puede establecer el mismo compromiso, la misma entrega... simplemente NO TE MERECE.

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jueves, 27 de marzo de 2014

Tu reloj, no marca mi hora.


Hoy, vi en la locomoción a una mujer joven, de unos 32 años, casada porque en su mano se veía una linda argolla, y era madre también, ya que llevaba su bebe muy chiquita en brazos, y me pregunté ¿Por qué la sociedad quiere eso para mí? Tengo 29 años, soy estudiante y hoy por decisión personal estoy cesante, pero buscando una buena oportunidad para desempeñarme de la mejor manera, como siempre. Tengo a mi lado a un hombre al que amo y a quién intento día a día hacer feliz, comprender y apoyar. No tengo hijos; me encantaría tenerlos, pero hoy, aunque tarde para algunos, soy estudiante, y no me puedo conceder ese privilegio. 

¿Por qué escribo todo esto? Porque la gente que me rodea me idealiza, sueña por mí y pretende decidir por mí, pero no, Soy quién toma sus propias decisiones; quizás no todas son acertadas, pero no soy perfecta! Por favor permítanme equivocarme, conocer mi error y aprender de las consecuencias, la vida pasa rápido, y no se nos permite un ensayo previo. No sé si soy buena amiga, buena hija, buena hermana, buena cuñada, buena tía, buena sobrina, buena polola, buena vecina, buena alumna, buena compañera, o buena ciudadana... no lo sé, sólo sé que me he pasado más de la mitad de mi vida preocupada por serlo, y no ha servido para nada más que para que me critiquen y me apunten con el dedo cuando cometo un error, y de eso ya no quiero más. Estoy cesante porque no permití que se me siguiera ninguneando. Necesito trabajar, pero no por ello voy a perder mi dignidad como persona. Soy estudiante de segundo año de la carrera de mis amores, y no terminándola como debería, porque cometí un error, el que estoy pagando con tiempo y nostalgia, pero sigo, lo intento una vez más y es lo que vale y me hace mejor: no rendirme.

Me he dado muchos golpes en la vida, y quizás ahora estoy sufriendo las consecuencias del más terrible, pero la opción no es quedar lamentándome, sino hacer algo al respecto, y aunque duele intentarlo una vez más; debo hacerlo por mí, así que, si me ves avanzar lento, no me apures, que, aunque a menor velocidad, avanzo mientras tu detienes tu camino para criticarme.

La mujer de la micro, joven madre, casada, de unos 32 años, llevaba su rostro moreteado y reflejaba un evidente dolor y sufrimiento. Yo no quiero eso para mí, yo quiero disfrutar cada momento, cada triunfo, meditar en las derrotas, quizás nunca tenga hijos, pero ya tengo un sobrino maravilloso que amo con mi vida, y tengo a mi gatito que me espera cada tarde y me recibe con un tierno ronroneo. No tengo un esposo, pero tengo a mi pololo y buenos amigos con quienes disfruto cada instante.

Todo tiene su tiempo... déjame vivir mis procesos, y si en algo quieres aportar, hazme sonreír cuando se me olvide hacerlo.

jueves, 23 de enero de 2014

La última actuación

En el crepúsculo de un amanecer de junio, le encontraron sentado en su silla favorita. Parecía ver las antiguas películas que de joven filmó, en donde su famoso personaje, del jovencito guapo, se reconocía en todo lugar por sus estrambóticos anteojos oscuros. 

El lugar estaba lleno de libros y pinturas, ya que también era un amante del arte, la lectura y la poesía. El proyector estaba encendido, pero en silencio, ya que por sus años, el abuelo ya había quedado sordo. 

Ayer fue su cumpleaños noventa y cuatro, y todos lo festejaron, pero su vida diaria era solitaria. Por la mañana asistió a control en el consultorio por un soplo al corazón, y fue allí donde le dieron la noticia - “un día de vida mi querido amigo, aprovéchelo”- le dijo el doctor, mientras le estrechaba fuertemente la mano.

Todo ese día lo pasó escribiendo en su habitación. “Cosas raras”, decían sus nietos, porque no entendían su lenguaje, ya que siempre escribía en parábolas. Salió de allí sólo para la celebración, guardó sus últimas frases en su bolsillo y sonrió… El forense fue quien las leyó “En este circo romano, mi actuación terminó”.

domingo, 12 de enero de 2014

Desvío en el camino

Han sido noches y días angustiantes pensando en lo que debo y en lo que quiero.
Es difícil cuando se quiere saber algo con tantas ansias, y cuando por fin tienes la respuesta, no quieres aceptarlo por mil razones que, de la nada, aparecen en la mente y que no tienen fundamento. Varias confirmaciones que te dice cual es la dirección que debo tomar, pero existe un ser que
me hace dudar… quisiera tener algo de que aferrarme para decidir, pero no tengo seguridad de nada, porque necesito hechos, y son lo que faltan, ¡Si tan sólo existiera una muestra de todo lo que vendrá, para saber que no debo seguir escapando, y eligiendo por lo que quiero hoy, y seguir por lo que hay para mi mañana! Pero nada hay, y el silencio absoluto me agobia me angustia, y hace que mi gran imaginación me haga visualizar las historias más impresionantes en mi mente, que aprietan mi corazón y me humedecen los ojos.
Necesito tranquilidad, y sé que no encontraré eso hasta que me sienta que posiciono mis pies en un sendero seguro.
Hoy estoy haciendo lo que se supone es correcto, pero duele demasiado, entonces me pregunto ¿Estoy haciendo lo correcto esta vez?, porque mis actos afectan a terceros, y me duele, y es cuando llega la duda y me cuestiono ¡Si tan sólo tuviera una certeza reflejada en hechos que afirmaran mi decisión! pero no la hay.

Debo seguir, pero camino sin certeza. Por más que existan muchos que alienten el sendero, yo no veo señales de que realmente sea un camino. ¡Ese es el problema! Una vez me desvíe, y dejé de lado el destino que había para mi, y ahora que me ponen de regreso en la ruta, no sé si aún me corresponda avanzar por allí. 

¿Por qué tiene que ser tan complicado?

Hoy duele, y mañana no sé. Antes creía saber qué es lo que habría después de hoy. Ya no sé siquiera qué será en el siguiente minuto.

Caminando casi a ciegas en medio del camino iluminado, hay muchas razones por la que debería avanzar confiadamente, pero no es lo que me indica dirección. Necesito un anuncio claro, y no es de capricho, realmente necesito las directrices para volver a caminar con confianza, para avanzar con paso firme, no importa las circunstancias, pero el silencio de hoy, sólo me detiene, me congela, y me hace dudar de hasta la más mínima expresión de todo lo que me rodea. Sólo espero no recibir el grito de las consecuencias de mi desvío.